martes, 12 de junio de 2018

SOLEDAD

Te vi a ti, y a mi hermosa soledad, inverosímiles, irreales,
y no eran más
que dos gotas sobre un tejado,
en un tejado
no eran más que dos gotas,
y levanté mi mano al despedirme
pero ya se habían ido, tú y mi soledad, vuelvo, me consigo fragante,
delirante, en un pozo de ensueño,
y no son más que dos gotas que caen
Tu y mi soledad
no son más que dos gotas
en un pozo sin fin
tu y mi soledad.
Me encuentro profano
entre la muchedumbre
en un mundo que gira,
y veo soles y veo lunas
y veo noches, y veo días,
pero ya no las percibo
ni a ti ni a mi soledad,
he venido a la sombra
de un árbol caído,
donde ya no yace
ni el mínimo rastro de vida,
solo un esqueleto furtivo,
y mi alma entera,
esperando descontínuamente por la vida, por la muerte, por ti y por mi soledad.

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