La tarde caía de a trozos, rompiéndose en el suelo,
me encontré pérfido entre cenizas y polvo,
abandonado en una intempestiva frialdad,
los ojos del cielo con pena, me miraban, me espiaban,
un sol esparcido en luz, una sombra destartalada,
una imagen monótona corrompiendo mi espíritu,
y mi corazón oculto tras las llamas del olvido.
¡Dios, apiádate de mí! no permitas mi perecer.
Si bien la tarde naufragaba en susurros,
en gritos despectivos de noche ausente,
una tarde soleada en un día presente,
a manera de delirio al que miré tus ojos.
Espanto, cruel demonio alado,
reflejo de tus ojos en calma, mi espectro en tu pupila
flácido, ojeroso, un pordiosero en destierro,
y una lágrima brotó de tu párpado inferior,
lastimeramente, ahogada en dolor.
¡no sufras por mí!¡nunca sufras por mí!,
¿que demonios significo para ti?
JUAN RUIZ
PREGUNTAS SIN RESPONDER
TAN ESTÚPIDAS, INFRAGANTES, PURA MENTIRA
viernes, 20 de junio de 2014
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