Abrí la ventana de mi habitación una tarde,
una tarde de sollozos y crueles lamentos, una tarde,
una tarde insignificante y cruel, luego noche,
una tarde que se torno infame e hilarante.
La oscuridad acabó con la tarde
y de nuevo sollozos y lamentos, en la noche
luego de una tarde cruel y despiadada, la noche
una noche que se torno estúpida e hilarante.
Vi el gris color del cielo una tarde
una tarde de sollozos y lamentos, una sencilla tarde
que sin dudarlo dos veces se mantuvo cruel en mi vista
una tarde bastarda, sin temores, insignificante.
Una tarde te pensé como nunca, y llegó la noche
y al dormir, desperté en el infinito de una tarde gris
una tarde en la que eras la actriz principal
la actriz en una tarde cruel e hilarante...
Juan Ruiz
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